12.23.2011

Sí, estoy aburrida en esta oficina, y mientras todos creen que escribo grandes tratados internacionales, escribo más bien estas letras sin propósito ni despropósito alguno, letras y ya, a ver si logro exterminar estos minutos de tedio.

En realidad no es que me sienta muy cómoda “desperdiciando el tiempo” de esta manera pues debo confesar que hay mucho tema represado, mucho para hacer, y un gran bulto de hojas está esperando a que proceda y lo lleve todo a un “feliz término”... Pero es que en esta oficina nada nunca podrá ser feliz, eso lo sé yo, pero también los que están a mi lado que se hacen los concentrados, los muy aplicados, todos sabemos que esto de trabajar en el sector público roba el alma, nos quita las fuerzas, nos agota y nos deja la espalda una maraña de nudos que nunca desenredarán, y si, da pesar ver la vida pasar en medio del estrés, el afán, el mal genio del jefe que por más amable que intente ser es bipolar, está loco, no da instrucciones claras, se contradice, y por supuesto tiene muy mala memoria cuando le conviene, así son todos.

Escribo estas letras y ya, para no quedarme dormida, porque de hacerlo el sirirí de al lado, empezaría a decir “falta eso, esto y lo demás, por si no recuerdas, para cuándo y por qué” saturaría mi correos de emails, y diría mañana trabajas hasta más de las seis...