1.29.2010

Mis ojos te dicen no, pero mi boca si...

...entiéndelo, lo quiero intentar!

1.26.2010

Diplomas en mano, una vida profesional plenamente realizada, seis ofertas de trabajo para mi regreso, cuatro idiomas perfectamente hablados, otros dos que podía leer, y a mi lado el primer extranjero que encontré por ahí. No quejarse era una política de mi vida, pero no el sinónimo de mi felicidad, había realizado todo y cuanto me había propuesto, metas, logros, todo, pero aun así no era suficiente…bien había sido advertida alguna vez, el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar
El dinero ya no era problema, de regreso podía comprar el apartamento que quisiera en un lugar alto, con vista a la ciudad, ventanas de piso a techo, nada excepcional… el extranjero no me quiso acompañar, del tercer mundo nada le iba a aportar, empaqué maletas y mis últimas horas las pasé comiendo pastelitos chez Helene… Camino de vuelta esperé encontrar a tanta gente que quedó intacta en mi cabeza, pero la vida no es un soplo, veinte años es mucho, y todo había cambiado de lugar. Solo conserve un amigo, el loco que se hizo cantante, pensé que todo sería igual pues su voz era la misma, pero al volver su barriga era directamente proporcional a los años pasados… pude reunirme un día en la oficina donde casi semanalmente me veía con mis amigos a tomar, los vi a todos, era la bienvenida, pero luego cada uno siguió indiferente por su vida, mientras yo pasaba mis horas del trabajo al apartamento, del apartamento al trabajo, y los fines de semana iba a casa de mis hermanos a cumplir mi deber de solterona la de ser la tía mas alcahueta de todas!
Una tarde dominguera sentí el peso de la soledad, pero quejarse ya no era lo mío, “un perro por favor, si ese, el pastor alemán”. Nuevamente la vida en orden, diplomas en la pared, trabajo envidiado en mi gremio, un apartamento hermoso, y para la soledad un perro!.
Anoche salí a caminar con el perro, algo no se encontraba bien en mi mente, aire fresco no vendría mal. Salí, cambie de ruta, subí cuatro cuadras, pase por la parte de atrás de la casa bonita, le di una vuelta al parquecito… Y aunque no quise el regreso siempre se vuelve al primer amor… allí estaba, con su barba blanca, paseando a su perro, y de su mano una mujer que no logré identificar… no di un paso más, me quedé intacta, ahí, bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia…
Halé la correa de Webber y me fui corriendo a mi apartamento, subí, y abrí la primera botella de vino que encontré por ahí. Tenía que ser él, era igualito al de la foto de su abuelo! Pero no, no podía ser él porque la abrazaba, y la miraba, y le hablaba al oído! ¿Por qué tenía que encontrarlo si mi vida era perfecta? Era no, sigue siendo, pero…pero él la abrazaba! y la miraba! y le hablaba al oído!… Fue imposible no reclamar esos brazos ¡eran míos! ¡Fueron míos! ¡Y los labios, y las manos y todo!... ¡todo mío! ¡todo él fue mío un día!… Pero la vida me puso la trampa y seguí el camino que en ese momento parecía el mejor, lejos, muy lejos… no, no me quejo, para mi soledad esta Webber, sólo que es difícil no pensar qué hubiera sido mi vida si hubiera decidido pensar en dos, no en uno…
No me quejo, vivo, solo que ahora lo hago con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez!