4.13.2009

Las luces apuntaban a su cara, el bar en silencio lo miraba, el tenía su guitarra en posición para comenzar a cantar pero solo se dedicó a mirar al público, dejó escapar un suspiro y explicó “lo siento, no tengo repertorio para hoy”. Tomó la guitarra con una mano, la puso a un lado, levantó los hombros, soltó una risa por la pena y se volvió a excusar “lo siento, se agotaron las canciones”. Se levantó de la butaca, se bajó del escenario, la gente consternada ni siquiera murmuró, subieron el volumen a la música y la noche continuó. Se dirigió a la barra, pidió una cerveza y con su compañero de barra se puso a hablar…

No me mires con esa cara, qué hago? De verdad no tengo nada preparado para hoy… y pues no, no quiero cantar lo de siempre así eso sea lo que la gente quiere escuchar… no, no es que no me importe, es que de verdad el repertorio esta agotado, llevo tres noches intentando encontrar al menos una canción que se acomode a estos días, pero se agotaron los cantantes! Se agotó la música! Vivo buscando y rebuscando alguna canción que hable por mi, quiero encontrar una canción que al cantar ayude a descargar todo esto que hay en mi interior, que me ayude a superar esta asfixia que deja la confusión, pero no existe, esa canción no existe!.... no, no quiero una canción triste, mucho menos melancólica, no quiero una canción de elogios al recuerdo, ni una que jure amor eterno… yo lo que quiero es una canción feliz, que de estarlo tenga miedo, una canción que quiera volar y no sepa como despegar, una canción llena de vacío, de adrenalina, una canción que quiera sentir seguros los pies sobre la tierra… quiero una canción emocionante, intrigante, misteriosa que me empuje a sonreír, una canción que sepa que no es tan fácil comenzar así esté lista para saltar… quiero una canción que hable por mi, que piense por mi, que sienta por mi… que vaya al ritmo de este palpitar pero que sus acordes no se adelanten a la realidad… canción que no logro encontrar y que me obliga a dejar esperando al público una vez más.


Tomó el último sorbo de cerveza, terminó de cerrar el estuche de la guitarra, se lo colgó en el hombro y se fue… con muchas ganas de poder cantar

4.09.2009

Cuentos de hadas… una versión familiar.

A juzgar por sus voces y gestos toda la familia había salido de Magic Kingdom, cuando se paseaban por la calle la gente aplaudía y armaba una fiesta de fantasía. Sus historias lo corroboraban todo, eso si, con alguna pequeña variación familiar…
Su mamá era una niña loca que probando de boca en boca descubrió que los labios de su amigo el lagarto, no el sapo, encajaban perfectamente con los suyos… se casó y vivieron felices por siempre.
Su hermana, princesita celestial, no se quedó atrás. Tras años de haber dejado su pelo por fuera de la venta y la luz prendida esperando que alguien escalara para rescatarla, esta señorita, ya grandecita cambió de look, y usando las sábanas como paracaídas escapó del encierro del último piso. Se quedó con el jardinero que desde niño era el encargado de arreglar el paisaje que la niña vislumbraba desde la ventana. No le importó que aquel tuviera las uñas llenas de tierra, igual se casó y vivieron felices por siempre.
No hay historias que se repitan, todas van cambiando. Eso Bestia lo tienes que entender. Por eso deja de intentar enamorar a tu mejor amiga para salvarte de la maldición de la bruja… enamórate de la bruja y váyanse a volar en su escoba de palo, embriáguense de risa y conozcan el otro lado del pantano… ¿para qué intentar ser un príncipe azul y construir un mundo color rosa si esto ya fue escrito alguna vez?