7.23.2010

Sin función

Estas son dos historias paralelas, nada que ver la una con la otra, pero la vida, tosca vida, necia vida, pendeja vida, se encarga de meterlas en un mismo tiempo y por desgracia en un mismo lugar. Yo no estoy preparada para semejante guión, pues ustedes ya imaginarán lo complicado que es poner una sola historia en escena por la preparación de los personajes, el vestuario, la ambientación, cada uno de esos detalles... ahora bien, pues poner dos no ha sido fácil, ya me he visto yo corriendo en el camerino, alzando pesadas cajas, despeinada y realmente sin ganas de trabajar, la inspiración la perdí. Muchas veces me pregunto qué fue lo que me hizo aceptar este trabajo, “un trabajito de artista” me dijeron, y claro fue la necesidad la que me hizo aceptar esto, pura necesidad (de alimentar el ego)...por eso me lancé con los ojos cerrados y la torpeza a flor de piel a aceptar la propuesta.
Entonces usted está ahí esperando que en algún momento haga referencia por lo menos a una de las dos historias, pues no, no puedo por la sencilla razón que esas historias deben ser actuadas al mismo tiempo, y por desgracia en el mismo lugar. Lo que a mí me da pesar que es ambas historias por separado pueden llegar a ser calificadas por quienes vienen al teatro como números hermosos, untados de romanticismo, drama y felicidad… pero cuando se unen, ustedes no saben, cuando se unen no queda más que una fea historia de contrastes absurdos que solo provocaría que ustedes se levanten de esa silla y busquen una mejor forma para entretenerse.
Los personajes ni se diga, andan alborotados haciendo reclamos. Por ejemplo las protagonistas, yo tenía contratada la de cabecera, la que pongo en los anuncios de afuera, pero como son dos historias me tocó mandar a traer la que antes ocupaba el lugar de protagonista en este teatro, que problemón! La una se siente amenazada pues como es novata y hasta ahora está llegando lejos le da miedo la catana… la otra, la catana, esa se cree que volvió a su reino, a dar órdenes y a acomodar todo a su manera, ese ego de “todo esto ha sido mío y será mío” choca con el resto de los actores, pero sobretodo con la nueva protagonista que no se logra controlar.
Público ustedes no saben, no se imaginan las veces que me han dado ganas de renunciar, seguro existirán artistas más maduros, con más experiencia, capaces de dar forma a este intento de obra maestra que sólo es un desorden acumulado. Para mí el orden de las cosas sería que se cuente una historia, con su inicio, nudo y desenlace (nótese la palabra desenlace) y luego si dar comienzo a la otra ¡pero no! al jefecito que es el que paga no le gusta, por lo tanto hoy ustedes han perdido el tiempo por venir a este lugar, desgraciado mismo lugar, hoy no hay función, hoy no hay inspiración, ni ganas, ni aliento, ni nada con lo que se puedan divertir.
Adiós.