A veces, también, quisiera gritarte y lo sabes, sabes leer, y es entonces cuando quisiera escaparme, correr lejos muy lejos hasta allá, donde al fin y al cabo terminaré topándome con tus brazos, con tu risa, con tu forma de hacerme sonreír.
A veces quisiera gritarte lo que no puedo y quiero, intento y pierdo, también lo sabes leer, los dos perdemos, nos perdemos en silencios que nos despiertan, intrigan, desvelan, asustan, congelan.
A veces, solo a veces, quisiera gritarte y yo se que lo sabes, sabes leerlo, lo sabes leer todo, mis ojos, mis labios, mis manos, mi forma de hablarte, hoy por lo menos sabes que te escribo pudiendo escribir otras cosas más bonitas.
A veces quisiera solo gritarte, atraparte en mi voz, en todo eso que lees tan bien, con tan buena entonación, con tan buena puntuación…pero hoy no es el tiempo de los dos, hoy cada uno calla esperando que mañana amanezca la luna por la puesta del sol.

...ya no quiero ser un culumpio que viene y va, se que en cualquier momento pondrás los pies en la tierra y te irás a jugar con alguien más...

Tu, tambaleante, endeble, inestable...¿¿¿y qué tal si me convierto en tu terremoto, en un temblor permanente, en un vendaval, un ciclón, un torbellino, un remolino, aquella que te agita, te mueve hasta que salgas, vueles o te caigas y te destroces en mil pedazos ... en mis brazos...???

Un día en mayo.

Volteé mi cara a la ventana para dejar expulsar el aire que tenía atorado en mis pulmones, fue algo muy extraño pero hermoso, soplé y me sentí como apagando una vela de cumpleaños, pero no, era el sol de las 5:17 de la tarde....

(ventana de mi casa - foto celular)

Instrucciones para recibir un detalle.

Cuando te dan un detalle, entiende, te dan solo un detalle, tan solo un poco de aire para burlarse de la rutina, reírse del día a día, para sacarse una sonrisa. Un detalle es solo un detalle, tan insignificante como puedas verlo, tan especial como quieras creerlo, un detalle no espera respuesta ni compromiso, pero si éste te pesa, si te atormenta, si te escandaliza, te aterroriza, te ahuyenta, andá date la vuelta, no lo entiendes, me da pereza.

3. Carta al presunto victimario desde el otro lado del muro.

Me han contado los vigilantes que tras haber intentado saltar y escalar el muro, te habéis postrado al frente de él, que traéis contigo trompetas y tambores, y que no hacéis más que cantar mi nombre. Válgame Dios qué os habéis traído de vuelta con el rabo entre las piernas, suplicando perdones, rogando la demolición del muro. Os escribo para suplicaros que abandonéis la lucha, que del recuerdo al llanto ya no hay un solo paso, pues desterrados todos aquellos bandidos que del alma se han reído. Presunto victimario, marcharos lejos con tu camello, pero te mando agua en éstas cantimploras, conozco vuestra situación, se que algo en vuestras noches de soledad os esta pensando.

Juanito soy yo, no la que crees, simplemente yo, no la imagen, no la ilusión, no la foto de la revista, ni aquella que aparecía en tus cuentos color rosa. Juanito, deja de pensar en mi, ya basta!, no hay magia, no hay escarcha, no me tapes con productos de tu mente, no te creas que me amas, que no soy la de tus sueños, ni la que tanto esperaste, no la perfecta, la divina, la correcta, hoy solo yo. Deja de verme bailar en tu cabeza, deja de intentar revivir, evocar, recuperar, yo, no la decorada por ti, yo, solo yo, no quiero estar ahí, no quiero cogerte las manos ni contigo escapar a otro lugar, Juanito, ya han pasado dos años, y por si no te habías dado cuenta el amor no me fluyó. Adiós.

Yo no veo futuro... pero no quiero que me quiten presente....