12.14.2008

Después de cierto tiempo lo encontré, el sol caía sobre su pelo y resaltaba el brillo de sus ojos que se consumaban a una lectura apasionada. Sonreía a las palabras que alguien había puesto en sus manos, lloraba, asentaba con la cabeza como dando por cierto aquello que el autor decía. Al pasar cierto tiempo lo veía mirar al cielo, cerrar los ojos con lentitud y dejar escapar un gran suspiro en el que creo que trataba de guardar una a una las palabras del capitulo que acababa de terminar. Después pasaba hojas en desorden y se volvía a clavar de picada en la lectura…. “Rayuela” pensé, recordando la plenitud que sentí cuando lo leí…


-Rayuela?

-Hola!... Si, rayuela, por fin de nuevo en mis manos

-Por fin nos volvemos a ver, seguís siendo un Mondrían?

- Al parecer tu sigues siendo un Vieira da Silva…

- Yo creo que soy retazos de los dos.



Él debió parar su lectura al verse enredado con ella en una conversación desplumada (quiero decir fría). Mientras las palabras se dejaban malear por la música de alrededor, la mente de ambos decidieron partir a un lugar pasado, no muy pasado (quiero decir no muy olvidado), donde las miradas se derretían al ritmo del corazón.

Saber decir adiós nunca fue mi fuerte, por eso nunca lo dije, preferí establecerme en un lugar más bien cercano que me permitiera ir y venir como musa enloquecida. Nunca supo entender, para mi una cosa era Rocamadour (quiero decir problemas personales), otra cosa los problemas en Argelia (quiero decir mi país), y otra cosa los dos (quiero decir los dos).

Ahora entiendo (gracias a Julio, ¿en qué capitulo habrá sido? ¿18,19,20, 153 o 90?) yo esperaba mucho del amor, un amor que me hiciera ver el cielo más grande, que me llenara de esperanza, un amor que me hiciera sonreír como encantada, un amor para ser más grande, esperé y creí, en vez de amar decidí, en vez de dejarme llevar intenté volar…. Cosas así me sucedieron, pero hoy no las quiero recordar, aunque el recuerdo es algo ambiguo, no, no es ambiguo, es simplemente recuerdo… pero hay días en los que prefiero pasar de eso que dejé pasar…pero el recuerdo, el recuerdo es eso que se cala en el alma, que deja cicatrices en la mirada y que a cada encuentro transforma la cicatriz en una llaga…


- Se lo que estás pensando

- De que hablás?

- No es culpa mía, sólo lo estoy leyendo…

- Me estás haciendo maga?

- Eso lo veremos después, escucha con atención, capítulo 21. “…pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en un discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionandonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grande los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos…."

- Ahora vuelvo a entender por qué el tiempo no ha cambiado tu cara, no es que sea un efecto fugaz, es culpa del diccionario...