CARILARGO
Voy a cambiarte esa cara, déjate llevar. Vamos a comenzar por la frente, ¿qué son esas arrugas de viejo desalmado que traes pintadas? No no no, la preocupación déjala para cuando tengas unos 93 (aunque a esa edad ya para qué preocuparse), esas arrugas están de quinta y seguro te hacen sentir toda la frente entumecida. A ver, levanta las dos cejas, bálajas, levántalas, bájalas, ahora sólo la derecha, ahora sólo la izquierda, otra vez la derecha, otra vez la izquierda, hazte una masaje “como amasando pizza” durante 10 segundos, relaja los músculos… ¿qué tal? ¿mejor?...
El orden lógico nos diría que debemos continuar con los ojos pero no, eso es de último, vamos por los cachetes de perro boxer que traes ahí pintados, parece como si pesaran mucho y la gravedad los hiciera caer hasta los hombros. A ver, con las manitas trata de levantártelos un poquito, como de acomodarlos en el puesto, cierra la mandíbula, no muy fuerte, acomódate esa cara!!
Vamos por la nariz, ¿qué pasó con tu nariz? Mira no más como la tienes, está roja como un tomate, pero el tomate debía estar picho porque esta toda blandengue, toda aguada. Si quisiste tener la nariz roja para ser un payaso, déjame decirte que quedaste cual payaso de cuadro viejo en casa de abuela de pueblo, más tenebroso que una iglesia a media noche. Haber, acá traigo pinceles y una buena pintura color piel (color tu piel quise decir), el pincel hace cosquillas entonces seguramente estornudarás, te recomiendo que te suenes toda esa tristeza antes, no vaya a ser tengas un accidente…y sí, lo de las cosquillas es apropósito, con esa nariz tan grande más vale que dejes escapar al menos una sonrisa.
Ya entrados en el tema de la sonrisa hablemos de esa boca seca y temblorosa que traes, con esa boca así no vas a poder decir algo bueno. Para comenzar te recuerdo que la sonrisa es una línea curva en forma de U, creo hoy te la pusiste al revés y así no tiene gracia. Ahora pon tus dedos sobre ella, dale calor, consiéntela, que no tiemble más, deja que el frío este afuera y no en ti.
Las cejas, como siempre te he dicho, péinatelas! y arráncate esa cana! (o déjame arrancarla a mí, me encantaría). Péinate las cejas, una mano para cada ceja, de la nariz para afuera, de la nariz para afuera, de la nariz para afuera, y ve sintiendo como ese arruga que tenías entre ellas se va soltando, se va tranquilizando, se va yendo, de la nariz para afuera.
Y ahora sí llegamos a los ojos. Las pestañas déjalas quitas porque siguen siendo muy lindas, lo que necesitas cambiar es ese brillo que tienen hoy tus ojos, ese opaco, ese quiero decirte algo, ese quiero esconderme, ese te extraño, ese me duele, ese color tan feo. Mírame, mírame muy profundo y empieza a pasarme toda esa tristeza que tienes adentro, mírame y déjame tomar todo ese dolor por hoy, no te quedes con nada, no dejes nada para ti, dame todo eso que te agobia… y cuando sientas que ya has dado todo eso que te opaca cierra los ojos, duerme, descansa… mañana será un nuevo día… mañana brillarás.
(por todo eso que me pasaste a los ojos no te preocupes, ya lo escupí, así como me gusta escupir los chicles)