Mi mirada se instaló en el horizonte, esta vez desconocido para mí, pero en mi mente el recuerdo de un amor que ya no siento. Solo me encuentro acompañada del ruido inmenso de mi inconformidad que ya no se alimenta de optimismo sino de dolor, un dolor que me apaga las ganas, y minimiza uno a uno mis sueños. En mi alma, el vacío más inmenso busca en las paredes algún rastro de la razón que antes acompañaba mis ganas de luchar, pero otra vez quedo tirada ante la realidad del periódico arrugado que sostengo en mi mano derecha. Es que el amor se mancha cuando se alimenta de lastima, como la que hoy me das cuando te miro desde lejos, pues te ves mas sucia, mas absurda y salvaje, que sonrojas mi cara, y no puedo hacer mas que levantar mis hombros y disimular mi llanto con alguna carcajada. Se me ha olvidado amarte y extrañarte, entonces trato de evocarte con algún ritmo de los que solían emocionarme, pero quedo nuevamente resignada al escuchar el ruido de las metralletas, las bombas, las minas, y las babosadas que dicen tus gigantes, no me queda otra salida que apagar el sonido y buscarte renaciente el alguna de las fotos en las que muestras tu esplendida naturaleza, pero ardo en mi rabia al ver que tu plenitud no es mas que simples teteros que engañaban mi adolescencia. Entonces trato de perderme en apatía, pero nuevamente apareces en noticias traducidas, en palabras extrañas, en acentos raros, y caigo otra vez rendida a mi desgracia. Ya no se como hacer para volver amarte, ya no se donde buscar argumentos para defenderte de las miradas que te acusan, ahora desconozco hasta tu pueblo, y me ahogo en lagrimas cuando noto que realmente de ti no quiero nada. Y me duele ver como me pierdes, como te pierdo, como se van muriendo mis ganas de creer en ti, y solamente fijo mis metas en mi… Y quisiera esconderme lejos, que tu violencia no me tocara, que tu ridiculez no me hablara, corro, salto, cierro mis ojos, tapo mis oídos, y nuevamente recuerdo que ya no te amo, idea que me hace sentir miserable, traidora, perdedora, real, e increíblemente desgraciada. Y no vengas a buscarme, yo desde acá te observare, así se quemen mis ojos al ver el incendio que proclamas, y te pensare así muera de dolor cada noche, y si dado el caso he de amarte nuevamente, rogare perdón por tanto maltratarte. Déjame partir, déjame crecer, déjame vivir, que este dolor inmenso esta matando mi juventud y mis ganas de sonreír. Déjame olvidarte alguna noche, para que tus cadenas no aten mi cuello y tu sangre no manchen mi ropa, déjame abandonada que si he de volver a ti no lo haré con las manos desocupadas!!
Cuando olvide lo mucho que deseo olvidarte sabré entonces que del amor no quedan rastros y que por fin te he olvidado.